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Cuando sea Seronda…

Autor

Seronda

El día que Ángela se pasó la parada de metro

Ángela no suele pasarse la parada de metro. Ha desarrollado un sistema de alerta que se activa automáticamente al llegar a su destino, como cuando te despiertas cinco minutos antes de la hora porque tu cuerpo ya ha aprendido la rutina.

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Chocolate en la nevera

A veces me encuentro entre los archivos de mi ordenador con historias perdidas, fragmentos de conversaciones o cuatro palabras mal escritas que en algún momento me parecieron buenas ideas. Como esta tarde me ha dicho mi gran amiga, «todo es bienvenido para ser escrito». Así que hoy he rescatado a Malena, hace algunos veranos ya que se perdió en mi memoria. Os dejo con ella:

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Contradicciones

He llegado a la conclusión de que puedo quererte y odiarte al mismo tiempo, y eso me alivia y me frustra a partes iguales.

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Tejer historias

Aquel sábado salió de casa temprano, tenía que hacer recados. Era una mañana de otoño despejada, pero el frío ya empezaba a colarse por debajo de la piel.

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Rompiendo el asfalto

Hoy, que florecen versos en cada esquina, pienso en qué rincones se esconde para mí la poesía.

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Retales

Hay una parte dentro de mí hecha de retales de otras personas.
Los he ido cosiendo casi sin darme cuenta,
con los hilos del tiempo,
enhebrando la nostalgia
y remendando los recuerdos.

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Calma

He encontrado la calma
en mi casa ordenada,
en las sábanas limpias el domingo por la noche.
En reciclar tarros de cristal
y llenarlos de flores,
y de velas de vainilla.

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Tal y como entonces

Mientras aquella camarera le servía el café, su reloj retrocedió horas, días y años, porque a Carolina, de vez en cuando, la visitaba el pasado.

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Caramelos

¿Qué tendrá el recoger conchitas, que cuando descubres una no puedes parar de buscarlas? Mientras la pequeña Lulú corre de un lado a otro de la orilla, en busca de destellos en la arena, yo tengo la tarea de encontrar «caramelos marinos», así es como llama a los trozos de vidrio erosionados por el ir y venir del mar y la arena.

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